viernes, 19 de agosto de 2011

La Peor Película de mi vida: Alejandro Magno

Autor: Fer Llamazares
Pelicula: Alejandro Magno
Puedes seguirle en: @FerLlamazares

Nueva colaboración. Esta vez de mi gran amigo y compinche de fiestas Fer Llamazares, atentos como recupera el dinero de su entrada descargando su ira contra Farrel, Jolie, Stone y la madre que los parió
No recuerdo cómo llegué allí. No sé cómo acabé sentado en esa sala. Creo que la mente humana cuando tiene un recuerdo demasiado desagradable, una situación en la que has metido la pata hasta el fondo, un gran error que preferirías no recordar nunca, consigue nublarlo, convertirlo en algo oscuro y difuso.

Pues bien, no sé como terminé en aquella butaca en la sala 5 (la grande) de los Cinebox en León. Pero ahí estaba, viendo una de las peores películas en forma de superproducción  que probablemente haya regurgitado Hollywood en los últimos años. No tenía palomitas. Ni siquiera un chute de azúcar en forma de gominolas o Cocacola que pudiera hacer pasar el trance con mayor celeridad. Ahí estaba yo, o por lo menos lo que recuerdo de mí antes de dormirme, con algún amigo, dispuesto a ver a Colin Farrell y a Angelina Jolie en Alejandro Magno.

Es cierto que hay otras películas peores que he visto, como “No le llames amor, llámalo X” o “Desmadre en la nieve”, pero las vi en la calidad que se merecían, en un “screener” chusco y con crepitar de palomitas en los altavoces del televisor o portátil. Con “Alejandro Magno”, en cambio, había temblado la cartera y el bolsillo, y el gasto no dejaba escapatoria posible.

Bien, que aparezcan en la primera escena los pectorales de Colin Farrell (así como sus pobladas cejas) de forma gratuita (bueno, las cejas no son muy enmascarables) no te da buenas sensaciones, pero la pantalla panorámica del cine siempre te da buenas sensaciones al principio, producidas quizá por el maquillaje de los efectos especiales, por tu inocencia como espectador o por las palabras que aún resuenan de tus amigos: “Joder tío, esta peli tiene una pinta buenísima, además sale Angelina Jolie…etc).

Después de una hora de sudoroso sexo en todas las combinaciones posibles, orgías,  banquetes grasientos, vino, cerveza e incluso droga (efectivamente, la película es una especie de mezcla entre Física o Química y Braveheart) te das cuenta que, efectivamente, como habías pensado una hora antes, la presencia de la Jolie era para una escena justificadísima de incesto. Pero eso solo fue en las dos primeras horas de la película, porque después me dormí.  Y me dormí justo cuando el sexo dejaba paso a las hostias. Farrell dándose y batiéndose con la espada con todo tipo de infieles y desarrapados varios… durante otra hora y media, así, sin más. Hostias y más hostias. De esta parte solo recuerdo las ganas que tenía de que el maldito Alejandro Magno espichara de una vez. Pues nada, el tio era como un Terminator de la edad antigua. Y venga tajos, flechas, hostias, pero nada, el cabrón no la acababa de cascar…

Más de media hora después, probablemente ya en la sexta hora de la película, el gilipollas de Farrell murió, alguien de la sala grito “Joder, ya era hora de que muriera de una puta vez” un gilipollas aplaudió siendo silbado por la fila de delante y acabó la tortura. Mis amigos y yo nos miramos. Casi todos nos acabábamos de despertar con el grito anterior.



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